Washington, 14 jul (Prensa Latina) Donald Trump nunca más debe estar cerca de la Casa Blanca, afirmó un oficial de policía del Capitolio de Estados Unidos, herido durante el ataque del 6 de enero de 2021 y que hoy sufre secuelas.
Un artículo de opinión del sargento Aquilino Gonell publicado en el diario The New York Times, expresó su frustración con el entonces presidente estadounidense, quien, a juicio suyo, traicionó su juramento de defender la Constitución.
Trump no puede volver a ningún otro cargo en el gobierno, escribió Gonell.
Estaba seguro -añadió- de que iba a morir ese día, pisoteado por las hordas de defensores del presidente Trump que, en su nombre, intentaban detener el traspaso oficial de poderes.
Por supuesto, nunca habría imaginado hasta qué punto incitó a la gente que casi me mata, enfatizó Gonell, un inmigrante dominicano, veterano del ejército de Estados Unidos.
En lugar de avisarnos del peligro, a mis compañeros y a mí no nos dieron esa información y, por tanto, caímos en una emboscada sin estar preparados, relató.
Antes de que Trump se dirigiera a sus simpatizantes en la Elipse, cuando aún no se había producido la insurrección, se le comunicó que, en los puntos de control, no dejaban pasar a quienes fuesen armados.
Pero según el testimonio de la excolaboradora de la Casa Blanca Cassidy Hutchinson, el gobernante dijo que le tenía «sin cuidado que portaran armas. No están aquí para hacerme daño a mí», recordó Gonell.
Más tarde, cuando los agitadores irrumpieron en el Capitolio, Pat Cipollone, exconsejero de la mansión ejecutiva, le indicó al jefe de personal de Trump, Mark Meadows, que tenían que comunicar lo que estaba sucediendo, pero se limitó a comentar que el presidente «no quiere hacer nada».
Cipollone replicó, según el testimonio de Hutchinson: «Hay que hacer algo, o morirá gente y la sangre estará en tus malditas manos», comentó el sargento.
Las nueve personas que murieron a consecuencia de aquel terrible día ※entre ellos los cuatro policías que se suicidaron tras el ataque※ no tuvieron esa suerte. Tampoco yo la tuve, agregó Gonell.
Relató que en la fachada oeste del Capitolio, intentaba mantener un cordón policial táctico con 60 miembros de su equipo, como le enseñaron en la academia. «Nos golpearon salvajemente y nos vencieron con facilidad».
Después me enteré de que se calculaba que la muchedumbre era de 10 mil personas, agregó.
El daño físico y emocional que sufrí el 6 de enero no solo acortó mi carrera profesional, sino que puso mi vida de cabeza, lamentó.
«Murieron cinco de mis compañeros de las fuerzas del orden y más de 850 agitadores fueron detenidos. Así que muchas familias quedaron destrozadas por el afán de poder de un solo hombre», concluyó.